Valerie Cassel
1997
Valerie Cassel, Directora
Programa de Artistas Invitados, Escuela del Instituto de Arte de Chicago.
ARTE CUBANO DE LOS 90
Un programa nacional de residencia y exposición
[Pie de la foto superior] La Escuela del Instituto de Arte de Chicago, Chicago Illinois, EEUU
Es llegar a un territorio nuevo y desconocido lo que nos lleva a rehuir aterrados de lo nuevo o abrazarlo con valentía y agilidad inexorables. Supongo que durante su breve estancia en la escuela, Tania Bruguera adaptó sus sentimientos de otredad para convertirlos en un experimento creativo. Un experimento que pretendía reconciliar el aludido atractivo del capitalismo occidental con un realismo flagrante. Dicha capacidad de adaptación le ha valido el calificativo de «Las hierbas» a la generación de artistas a la que pertenece.
Como si caminara por un «camino de adoquines amarillos», igual que Dorothy en «El mago de Oz», Bruguera confronta constantemente la ilusión del capitalismo. La comida rápida y pre-elaborada evoca cuestiones relacionadas con la sociedad norteamericana como la inmigración/movimiento, el borrado cultural y las brechas del sueño americano. El hechizo de la falta de hogar demarcó una nueva ruta en la exploración artística de Bruguera. Al igual que en su obra anterior, «Dédalo, el Imperio», Bruguera identificó paralelos entre la comunidad transitoria de la ciudad y la inmigración proveniente de su isla natal. La falta de hogar se convirtió para Bruguera en una reveladora metáfora de la experiencia cubana, el ethos colectivo tanto de los cubanos de la isla como de aquellos que viven en los EEUU.
Visitó en numerosas ocasiones el mundo bajo de Wacker Drive, en Chicago, que resultó ser un laboratorio formidable. Fue basándose en este mundo que Bruguera creó su performance Arte en América (El sueño), obra en desarrollo. A partir de muchos diálogos e interacciones con inmigrantes y con gente de paso, Bruguera compuso un collage caótico de movimientos e interacciones conformado mediante preguntas sobre exilio político y personal, y sobre el arduo viaje a «casa». Su performance nos llevó a la encrucijada de la pérdida, la nostalgia y el arraigo; viajando a través de los bosques del papeleo burocrático para entrar en la «Ciudad Esmeralda» llamada Estados Unidos de América.
La obra supuso un viaje interactivo para Bruguera, quien reunió a una comunidad local cubana que incluyó a Ricardo Fernández, Nereida García Ferraz, Raquel Mendieta, Achy Obejas, Maria Torres y and Teresa Wiltz. Como una Dorothy moderna. Con visión y determinación absolutas, Bruguera quiso definir el término «hogar». Su trabajo abarca la universalidad de la pertenencia y la necesidad de ubicarse. Constituye una declaración pertinente a raíz del alza migratoria de la llegada del siglo XXI.
[Pie de foto] La Escuela del Instituto de Arte de Chicago