Práctica social

Práctica social
con Carol Zou
02.03.2013

De: Zou, Carol. «Social Practice», En ocasión de la exhibición «Come In, We’re Open», organizado por Owen Driggs, Edith Abeyta y Yarn Bombing Los Angeles. PPS – Performing Public Space, 2 de marzo, 2013, Nueva York, Estados Unidos.
http://performingpublicspace.org/tania-bruguera

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Práctica Social

con Carol Zou 

¿Cómo define usted el arte como práctica social?

El arte como práctica social lo veo no sólo como un conjunto de instrumentos con que participar en la esfera social, sino como una forma en que las personas puedan repensar el futuro y en que puedan redefinir la gobernabilidad, y también formas en que la sociedad debe trabajar. Ideológicamente, no estoy a favor de usar la práctica social como un mero instrumento de entretenimiento para generar sociabilidad y para generar intercambio entre las personas con el único propósito de evitar la soledad, sino como manera de crear nuevas formas de transmisión de posiciones sociales sobre algunos temas y una nueva forma de reunirnos y discutir la solución de problemas en la sociedad.

¿Me puede describir uno de sus proyectos recientes y cómo se cruza con la práctica social?

El Movimiento Inmigrante Internacional es, en realidad, muchas cosas.  Es un proyecto a largo plazo, por lo que no puede vérsele en su toda su totalidad. Debe experimentarse a lo largo del tiempo y mediante experiencias múltiples. De modo que, básicamente, el movimiento inmigrante es un espacio educacional en que intentamos ejercer la fusión del conocimiento creativo con el conocimiento práctico, a fin de generar conocimiento político. Es un gabinete estratégico (think tank) al que tratamos de atraer personas -académicos, individuos de la comunidad, artistas, científicos y otros- para pensar en formas en que podamos crear nuevos instrumentos «artivistas» -artivista como la fusión de arte y activismo- a fin de generar un lenguaje nuevo para que la esfera pública proteste y disienta y presente ideas nuevas. Y también es un lugar en que generamos y en que intentamos el ejercicio del Arte Útil, que es mi concepto de esta práctica social: una situación en que el arte se ve, como dije antes, como un instrumento social para la solución de problemas.

¿Según usted cuáles son algunos de los desafíos que encaran los artistas de práctica social?

Usamos el arte en una forma muy diferente. No usamos el arte porque deseemos que las personas conozcan la historia del arte. No enseñamos arte porque deseemos que las personas conozcan los nombres de artistas famosos y sepan cómo reconocer su obra cuando la ven. Lo que hacemos es usar el arte como un instrumento del lenguaje. Tenemos, por ejemplo, una clase que siempre menciono porque es muy clara. Es una clase de historia del arte y quienes asisten a esa clase de historia del arte son madres no trabajadoras. Esas son las estudiantes normales de esa clase. Las madres no trabajadoras vienen aquí, toman la clase de historia del arte y, en esa clase, de lo que hablan es de temas de género e identidad a través de las obras de arte. De modo que al ver obras de arte, al ver representaciones de la mujer, hablan sobre sus propios asuntos.

¿Cómo prevé la evolución futura de la práctica social?

Creo que el primer desafío importante es que soy de una generación de más edad, lo que no ayuda. De modo que básicamente se me formó como artista individual con un mandato muy específico. Y el primer desafío fue ese llamado contra la autoría y el desafío a la idea de lo que el autor es, tratando también de ver dónde se encuentran las formas colectivas con las que me siento cómoda trabajando, pero que también son buenas para el proyecto.

Otro desafío es el hecho de que las personas desean tener una idea muy definitiva del proyecto. Cada vez que alguien lee sobre el proyecto, o viene aquí o algo así, quiere tener «la» definición del proyecto, quiere tener «la» experiencia del proyecto, y eso es imposible. Es un proyecto a largo plazo, es como un animal vivo que está cambiando todo el tiempo. Así que sentimos que de algún modo debemos entrenar al público de arte para este tipo de práctica. A quienes usan el proyecto no les importa: sólo les importa lo que están aprendiendo y cuál es el paso siguiente para ellos en esta relación. Pero considero un error que la gente del mundo del arte no esté comprometida a una relación a largo plazo con el proyecto, pues pienso, que si se desea tener una práctica de arte social, hay que formar al público del arte de manera tal que se comprometa de un modo distinto, que comience a responsabilizarse con su compromiso, y comience a tener una obligación con su responsabilidad.