La mujer que está intentando cambiar el panorama cultural de Cuba -y permanecer fuera de la cárcel

Hannah Ellis-Peterson
2016

De: Ellis-Peterson, Hannah. « The woman trying to change Cuba’s cultural landscape – and stay out of jail.» The Guardian. 2016. 

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La mujer que está intentando cambiar el panorama cultural de Cuba —y permanecer fuera de la cárcel

Hannah Ellis-Peterson 

Tania Bruguera recaudó más de 100,000 dólares para abrir el Instituto de Arte y Activismo en La Habana; las integrantes de Pussy Riot serán las primeras artistas en residencia del mismo

En la última década pocas personas han sido tan incómodas para el gobierno cubano como Tania Bruguera. La artista nacida en La Habana ha sido encarcelada en numerosas ocasiones —incluyendo fechas tan recientes como el año pasado— debido a sus obras provocativas que condenan la represión y que defienden la libertad de expresión en su turbulento país de origen. Las autoridades cubanas la han sometido a cuantiosos interrogatorios tanto físicos como psicológicos mientras se ha encontrado bajo custodia.

Pero al parecer nada hace desistir a Tania Bruguera quien está por embarcarse en su proyecto político más provocativo hasta el momento —un proyecto que espera cambie para siempre el panorama cultural de Cuba.

Tras una exitosa campaña de recaudación de fondos en línea que recolectó más de $100.000 dólares (£70,000), la artista planea abrir el Instituto de Artivismo en La Habana, el primer «refugio seguro para la libertad de expresión” en Cuba. A partir de septiembre las integrantes del colectivo feminista punk proveniente de Rusia Pussy Riot serán las  primeras artistas en residencia del Instituto; este colectivo no es ajeno a la utilización del arte para desafiar a la censura gubernamental.

Tras la apertura de Cuba al mundo a través del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y de la aceptación de empresas extranjeras en el país, Bruguera formuló la necesidad de crear un lugar para que los cubanos deliberen libremente sobre la dirección que su país está tomando.

«En Cuba estos son tiempos de cambio, como activistas y artistas es el momento para desafiar lo que se está proponiendo para nuestro país”,  le dijo al periódico The Guardian. “Creo en el poder del arte para cambiar a la sociedad pero sé que esto no se puede hacer en solitario y también sé que es algo que toma tiempo. Es ahora o nunca, y esto va más allá de mi seguridad personal, de mi calidad de vida».

Por razones de seguridad Bruguera no ha confirmado la programación del Instituto, pero dijo que los proyectos acercarán al arte y a la política para involucrar y provocar al público cubano que ha sido condicionado a la apatía política —y a la autocensura— por 57 años de represión política y cultural.  En términos prácticos, Bruguera también quiere que el Instituto genere empleos y que ayude a eliminar la violencia política sistematizada.

Las integrantes del colectivo Pussy Riot señalaron que no van al Instituto para hacer que sus voces sean escuchadas, sino “para ver si podemos ayudar a otros a hacer que sus voces sean escuchadas».

“Cada vez más artistas de todo el mundo están descubriendo su potencialidad de ser partícipes del cambio social, y los centros de poder se ven intimidados ante esto —tanto Tania como nosotras hemos vivido lo que eso significa”, expresó el colectivo.

La idea de abrir un instituto permanente de arte en la capital de Cuba se le ocurrió por primera vez a Bruguera mientras llevaba acabo un performance político en su casa en La Habana en 2015, donde invitó a la gente de su vecindario a participar en una lectura de Los orígenes del totalitarismo de Hannah Arendt —un libro que le habla de manera directa al régimen represivo de Cuba.

«Mis vecinos me dijeron que estaba loca porque el libro era claramente crítico del gobierno cubano, pero en ese momento también me di cuenta que ellos entendían de qué se trataba todo. Entonces supe que eso era exactamente lo que yo debía de hacer de manera sustentable y a largo plazo. Una acción de un día no cambia nada —quería hacerlo todo el tiempo», dijo Bruguera.

Sin embargo Bruguera reconoce que no será fácil abrir un instituto en directa oposición a la agenda del gobierno. Las autoridades cubanas mantienen un control estricto sobre el panorama cultural, prohibiendo todo arte y cine que sea «perjudicial» para la imagen de Cuba. En el caso de Bruguera y del artista cubano de graffiti El Sexto romper estas leyes culturales los llevó a la cárcel. Asimismo la primera visita de Obama al país en marzo provocó la detención de unos 60 manifestantes pro-democracia, muchos de los cuales eran artistas y músicos.

Bruguera dijo que una campaña de desprestigio en su contra ya ha comenzado: unos días después de haber iniciado la recaudación de fondos en línea una carta anónima fue enviada a la comunidad artística de La Habana poniendo en duda sus motivaciones para realizar el proyecto. La artista dice que dichas tácticas de intimidación son «sólo el comienzo».

Sin embargo, Bruguera cree que el mayor reto es convencer los cubanos de todos los sectores —no solamente a artistas e intelectuales— de cruzar las puertas del Instituto sin temor a represalias por parte del gobierno o de la policía.

La artista espera ser capaz de convencer a una persona en particular: «Me gustaría que mi interrogadora venga al Instituto, ella será bienvenida», dijo Bruguera. «Pero en el momento en el que entre al Instituto, ella no estará entrando como represora, como un agente del gobierno o como un interrogadora —ella entrará como cubana y, al igual que todos nosotros, tendrá que observar las reglas de respeto, transparencia y equidad del Instituto».