El peso de la suspensión: Los performances “Vigilantes» de Tania Bruguera

Erin Manning
enero de 2005

De: Manning, Erin. «The Weight of Suspension: Tania Bruguera’s Vigilantes Performances,» Vigilantes – The Dream of Reason, Ed.FADO, January 2005. (illust.) pp. 25 – 27.

El peso de la suspensión: Los performances “Vigilantes” de Tania Bruguera

de Erin Manning

Primero, llegó el silencio a mi mente. Los recientes performances de Tania Bruguera, dos de cuatro segmentos en vuelo desde Chicago a Montreal/Toronto y de regreso, ocurren en silencio total.  No surge una relación discursiva, no hay explicación, ni contextualización.

En el primero, Bruguera lleva una máscara blanca de algodón que cose esmeradamente con su propio pelo.  Es el pasajero quien sugiere la palabra que debe coserse. No se dispone de motivo alguno, solo ella sabe si la costura disipará el silencio con una palabra. En el segundo, su voz es entumecida por la ingestión de hielo, su boca llena y a la espera, derritiendo hielo y dando lugar a un nuevo bocado.

Pero durante el tiempo que me tomó digerir estos experimentos, mientras veía la documentación en video de los performances de Tania, me pareció que el silencio solo era un factor periférico. Lo que verdaderamente evocan estos performances es el replanteamiento el tiempo.

Incluso, más que el silencio que se espera durante un viaje por avión, donde uno pretende conocer a la persona sentada al lado, sentimos el viaje aéreo mediante una experiencia de tiempo, suspendida. Desde nuestros primeros momentos en el aeropuerto, hasta la súplica de no desabrochar nuestros cinturones hasta que el avión no llegue a la terminal, sentimos el peso de la suspensión.

Es esta misma suspensión que se ha alterado indeleblemente desde nuestra experiencia, cercana o lejana, del 11 de septiembre la que nos ha forzado a relacionar el peso de la suspensión con la política. Aprendimos, incluso aquellos que no hemos querido pensar en esos vínculos, que existe un sentido en el que el tiempo de viaje implica cierto tipo de riesgo que no es posible conocer. Si bien siempre hemos conocido este riesgo, el riesgo de caer desde el cielo, ahora lo conocemos por la experiencia específica de la incesante reproducción de una imagen que no se olvidará pronto, la imagen de aviones deteniendo el tiempo.

El tiempo, entonces, parece estar en riesgo. El tiempo no es un solo tiempo. En el caso de los performances en vuelo de Bruguera, es el doble tiempo del performance y su documentación. Aquí no se está tratando con el performance «como tal», sino con su reproducción, a través de los ojos de otro pasajero, en una cinta de video que siempre traicionará alguna regla, una perspectiva que ofrece la propia llamada de ese performance. Bruguera le pedirá a un extraño sentado frente a ella que grabe el performance sin darle ninguna instrucción específica. De ello saldrá un video amateur, en el que la cámara habrá decidido de antemano que el hecho en cuestión se convierte en la incapacidad de hablar del performance del silencio del asiento de al lado, la cronometrada ausencia de tiempo de Bruguera, sentada en un avión, esperando por el fin del viaje. El performance nunca habría sido comprendido como el vuelo en sí mismo.

La segunda vez, el tiempo del performance documentado, llamar película a esto sería sobre-estimar sus cualidades simplistas de documentación, es un tiempo singular, y es este tiempo el que más me preocupa a la luz de los performances en vuelo de Bruguera. En este «segundo tiempo», el tiempo del vuelo es reorganizado; es el tiempo en el que la cuestión del performance se convierte en la cuestión de Bruguera. De la experiencia de no tener nada que hacer con los otros cuerpos a nuestro alrededor (solo esperar a que pase el peso de la ausencia de tiempo) a la experiencia de mirar a Bruguera y sentir, junto a ella, la experiencia de la espera, nos implicamos en un replanteamiento político del tiempo y espacio del performance.

Replantearse la política es colocar la composición del espacio-tiempo en el centro de su problemática, no es preguntar cómo un performance llena el espacio-tiempo, sino cómo lo crea. Desafiar el espacio-tiempo con tal sutileza es buscar una vía para refundar la política del tiempo posterior al 11 de septiembre. Tania Bruguera nos ofrece, no un performance mudo, sino una renegociación del silencio del peso de la suspensión.

Traducido al español por Ernesto Alvarez Valdivia